Los grupos de presión dominan el sector de la salud mental

2019-03-31 0:00:00

Se presenta en el Saturday Paper un artículo sobre la discrepancia de opinión en torno a las políticas de prevención del suicidio. En concreto, las políticas desarrolladas en Australia, donde expertos en salud critican que el gobierno destina millones de fondos a programas que no han demostrado su eficacia en ninguna evaluación científica rigurosa. Las causas del suicidio son enormemente complejas: una combinación de problemas de salud mental y otros factores, como el aislamiento, los problemas económicos, laborales y de relación interpersonal, entre otros. Los datos destacan que no hay una sola razón para el aumento de las tasas de suicidio en Australia, y no hay una solución única para todos. Algunos se atreven a denunciar que las decisiones de financiación están más influenciadas por lobbyes de presión que por la investigación y critican que lo que se está haciendo no está funcionando realmente, a tenor del aumento de la tasa de suicidios (especialmente entre la población indígena). Creen que se está poniendo “demasiado énfasis en la sensibilización e información a las personas sobre cómo y dónde buscar ayuda, pero se destinan escasos recursos para los servicios asistenciales”. Si bien las cifras nacionales han fluctuado en los últimos años, durante la última década la tendencia general es ascendente: una acusación terrible en un país que destina cientos de millones de dólares a la prevención del suicidio. Parece que es necesario ampliar el enfoque más allá de los servicios de salud, “alejarse de un paradigma de salud mental y comenzar a tratar el suicidio como un comportamiento, no como una enfermedad". El suicidio es un tema complejo. Por ello, es importante que los enfoques para su prevención brinden las intervenciones correctas, en el momento y lugares adecuados y en los grupos idóneos.

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